El Apóstol de los leprosos

Sus compañeros de estudio le llamaban "el buen gordito Damián- "le petit gros Damien"-. Era noble , bueno, corpulento y rebosante de energías; tenía un temperamento fuerte. Este muchacho, nació en Flandes en 1840 se llamaba José de Veuster. en pleno vigor de su juventud, cambio ese nombre por el de Damián, cuando acudió a la llamada de Dios, ingresó a la orden de los sagrados corazones. Aquello fue el comienzo de una aventura y que le llevaría lejos, a unas islas perdidas en medio del océano.

Wilhelm Hünermann nos cuenta el relato emocionante y vívido, con el estilo ágil y cautivador. Sobrecoge la naturalidad con la que el padre Damian entrega su vida diaria a día y la gasta con sencillez heroica y alegre, en la Iglesia de Molokai, al servicio de los enfermos de lepra, enfermedad cuyo solo nombre todavía hoy provoca un escalofrío de horror. El padre Damian lleva hasta el fin su abnegación empatada de buen humor y humildad: muere contagiado por la enfermedad en 1889. El Papa Juan Pablo II lo beatifico en brúmelas el 4 de junio de 1995,

El apóstol de los leprosos dejara un recuerdo imborrable en el lector por su carácter viril y tierno a la vez, lleno de amor a Dios y a sus semejantes.