El arte de aprovechar nuestras faltas

"Padre, pequé contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo" Lucas 15, 21.

Aunque caigamos en pecado, debemos siempre, al igual que el hijo pródigo, acudir al  Padre Celestial, confesar nuestras culpas, para así regresar al Amor Divino y ser parte dela familia de Dios, como miembros vivos de Cristo.

Las páginas de esta clásica de la espiritualidad permiten al lector meditar acerca de sus caídas, para así poder detestar nuestras culpas y, a ejemplo del hijo pródigo, levantarnos de nuestros desórdenes para volver la mirada al Cielo, desde la humildad que nos acerca a Cristo, manso y humilde de corazón.