La vocación religiosa

Hace más de dos siglos que el Doctor de la Iglesia, San Alfonso María Ligorio (1696-1787), movido por su celo e interés por las almas, reconoció la necesidad de poner en manos de aspirantes y postulantes al estado religioso algunos avisos que alentasen a los primeros en la múltiples dificultades que encontraban en el mundo y dirigiesen a los segundos en los primeros pasos en su nueva vida.

Estos textos sobre "La vocación religiosa" no han permitido nada de su actualidad ni de aquella atrayente fragancia que desde el primer momento los hizo tan inútiles y tan agradables. Por eso hoy, como hace dos siglos, esta obra clásica está llamada a producir preciosos frutos en bien de aquellos para quienes se escribió y de las almas religiosas que quieran repasarla una vez más.

En ella no se encontrarán ni engaños coloridos, que puedan dar materia a vanos espejismos, ni blandas consideraciones que resten vigor y austeridad a la realidad de la v ida religiosa.