Oficio Parvo
Oficio Parvo
El Oficio Divino que rezan los Sacerdotes es una alabanza perenne durante la noche con los Maitines y Laudes; y, durante el día, con las horas de Prima, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas.
Pero existen otros Oficios creados por la piedad de los fieles. No son propiamente oración litúrgica-es decir, oficial- pero son también un himno de glorificación que las almas santas elevan a Dios, es también un excelente medio de santificación y es, finalmente, un hermoso marco con que los fieles pueden encerrar el santo Sacrificio de la Misa. De esta clase es el Oficio Parvo. No es el Oficio Divino, pero se le parece.
Se le parece, sobre todo, por estar compuesto a base de los Salmos, de esos cánticos inigualados y llenos de alabanzas al Señor. La mayor parte de ellos fueron escritos hace ya 3000 años por David par glorificar a Dios. Después los Apóstoles los alabaron y difundieron su uso.
Por eso, después se cantaron en las catacumbas, bajo los artesonados techos de las viejas basílicas, bajo las Catedrales góticas y siguen oyendo ahora en los coros de nuestras iglesias.